
Durante una audiencia pública en el marco de la reforma constitucional de Santa Fe, comunidades indígenas, afrodescendientes, campesinas y migrantes exigieron el reconocimiento de su juridicidad ancestral. Denunciaron la violencia simbólica de ciertos discursos y pidieron representación política efectiva. “¿Quién usurpa a quién?”, preguntaron.
📍 Un reclamo desde lo más profundo de la historia
La 1.ª Audiencia Pública organizada por la Comisión de Régimen Municipal, Derecho a la Ciudad y Ordenamiento Territorial de la Convención Reformadora de Santa Fe fue escenario de un pronunciamiento contundente por parte de las comunidades preexistentes y persistentes del territorio.
Con voz firme y palabras elegidas con precisión, Daniel Naporichi —referente quom— cuestionó de raíz los términos del debate constitucional:
“¿Se puede hablar de autonomía municipal sin tener en cuenta la jurisdicción central de las comunidades indígenas, afro, indoamericana, campesina? Me parece que no”.
Lo que se está discutiendo, advirtieron los referentes, no es solo un reparto de competencias entre niveles de gobierno, sino la posibilidad misma de refundar el Estado desde sus raíces diversas. “Hasta que no se reconozca nuestra juridicidad ancestral, no puede hablarse de una verdadera autonomía municipal”, sentenció Naporichi.
⚖️ Representación real y bancas reservadas
Una de las propuestas centrales fue la exigencia de bancas reservadas y paritarias para representantes indígenas y afrodescendientes en el Poder Legislativo provincial y en los Concejos Municipales. El objetivo: garantizar participación política efectiva y frenar siglos de exclusión sistemática.
“Debemos construir un nuevo Estado de Derecho donde se respeten los derechos y libertades propias de las comunidades indígenas, afro, migrantes y campesinas, y de las cosmovisiones ancestrales. Solo entonces podremos hablar de autonomía municipal”.
🛑 Bryan Mayers y la violencia encubierta
La jornada también estuvo marcada por el discurso polémico del periodista y actual funcionario del Ministerio de Defensa, Bryan Mayers, quien hizo una advertencia cargada de sospecha y generalización:
“Pícaros que se hacen llamar pueblos aborígenes opacan el reclamo fidedigno de las comunidades. En nombre de ese reclamo usurpan, atacan, prenden fuego, se autorreconocen terroristas”.
Estas palabras, que llegaron luego de las exposiciones de las comunidades, no pasaron desapercibidas. Para Daniel Naporichi, ese tipo de intervenciones reproducen una línea discursiva muy clara:
“Esa es la línea a desactivar. Decir ‘mapuche trucho’ o ‘qom usurpador’ es un eufemismo para negar derechos. Se cae de inmediato cuando hacemos reflexionar sobre el concepto de preexistencia. ¿Quién usurpa a quién?”
📚 Jurisdicción ancestral: una propuesta concreta
Lejos de limitarse a una denuncia, las comunidades presentaron un modelo alternativo: una autonomía en ejercicio de su propia jurisdicción, concertada con las leyes nacionales y provinciales, pero basada en su propia cosmovisión.
“Planteamos una autonomía en ejercicio de nuestra jurisdicción ancestral concertada con la ley de autonomía relativa. ¿Qué quiere decir eso? Que el Estado no debería interferir en el ejercicio de nuestros derechos ni de nuestra cosmovisión, salvo que afecten garantías constitucionales”.
Naporichi cerró su exposición con una interpelación directa a los convencionales:
“Cuando se ingresa a la carrera de Derecho dicen que la ley es igual para todos. Yo les pregunto: ¿hoy las normativas son iguales para todos? Me parece que no”.
Y concluyó:
“Cuando se tenga en cuenta la jurisdicción ancestral de estas comunidades, recién ahí podremos construir un nuevo Estado de Derecho. Si no, no lo es. La Legislatura provincial y local deberá sancionar leyes y ordenanzas que garanticen la representatividad colectiva indo-africana, pueblos originarios y la unidad campesina”.
🌱 Reflexión final
La reforma constitucional santafesina puede convertirse en un hito histórico o en otra oportunidad perdida. Todo dependerá de si las voces que hoy siguen siendo marginadas logran ser escuchadas como sujetas de derecho y no como objetos de sospecha.
Sin autonomía ancestral, no hay autonomía posible. Y sin memoria, no hay justicia.