
Tomando el concepto de la disonancia cognitiva en la teoría de León Festinger, la sociedad argentina se encuentra en un punto crítico de su historia que bien podrían percibirse como “Disonancias Sociales”, como disyuntivas que han llevado a una parte significativa de la población a apoyar al gobierno de Javier Milei, a pesar de las políticas de ajuste brutal y recortes en el gasto público social que han afectado a gran parte de la ciudadanía.
El conflicto entre los valores que se pregonan y las acciones que se realizan, las expectativas y la realidad, el miedo al pasado y la promesa de cambio, y las crisis de identidades.
Milei ha logrado capitalizar el descontento generalizado hacia la economía y la “casta” política tradicional, presentándose como un líder disruptivo que busca transformar el sistema político y económico del país. Su retórica polarizadora y su crítica a ideologías consideradas “woke” han generado un fuerte apoyo entre ciertos sectores de la sociedad. Sin embargo, este apoyo tiene un costo: la cesión de derechos y la aceptación de errores garrafales en la gestión gubernamental.¹
La estrategia de “palo y zanahoria”
El gobierno de Milei ha implementado una estrategia que combina represión y concesiones, apoyadas por escándalos mediáticos a modo de “cortinas de humo” para mantener el control político y paralizar reclamos sociales masivos. Por un lado, ha utilizado tácticas coercitivas para silenciar a la oposición y a los movimientos sociales. Por otro lado, ha ofrecido incentivos económicos a sectores estratégicos para asegurar su apoyo en el Congreso. Tan lejanos han quedado aquellos días de puebladas, cacerolazos, piquetes y manifestaciones multitudinarias como expresión del clamor social y del descontento. Esta estrategia, potenciada en algunos medios y redes sociales, es inherentemente insostenible y podría generar un clima de descontento y resistencia que podría llevar a una crisis política más profunda.
El impacto en la sociedad
Las políticas de ajuste implementadas por Milei han tenido un impacto directo en la vida de millones de argentinos. Los recortes en las jubilaciones, la educación, la salud y el desfinanciamiento de organismos claves como el INTA y la Ciencia han generado un descontento generalizado. Las protestas de jubilados, estudiantes y movimientos feministas, siempre minimizadas, han evidenciado la falta de apoyo a las políticas de austeridad y han puesto de manifiesto la creciente desigualdad en el país. Todo sucede ante la pasividad, el silencio y la apatía de una inmensa mayoría que “aguanta y sobrevive” como puede ante los caprichos de un líder mesiánico que les prometió el cambio.
La democracia en riesgo

La creciente tendencia autoritaria del gobierno de Milei ha generado preocupación sobre el estado de la democracia en Argentina. La designación de jueces de la Corte Suprema por decreto, la violación de normas legales, sus ataques a la libertad de prensa y a todo aquel que “cuestione” su modelo han suscitado alarmas sobre el futuro del país. La polarización y el desinterés por un proyecto común, expresado en una creciente mayoría que ni se molesta en ir a votar en las elecciones, podrían estar conduciendo al país hacia una democracia autoritaria.²
¿Qué hacer?
En este contexto, es fundamental que la sociedad argentina reflexione sobre sus prioridades y valores. ¿Qué tipo de país queremos construir? ¿Qué derechos y garantías son fundamentales para nuestra democracia? ¿Habrá llegado la hora de que en el NOA y el NEA se revisen los Pactos Federales y se planten por la Coparticipación Federal ante la evasiva de hace décadas de gestiones de gobiernos nacionales? Es necesario un debate amplio y profundo sobre el futuro del país y el papel real de los gobiernos nacionales y provinciales en la sociedad. Porque, como la moraleja de la “zorra y las uvas”, la disonancia no durará para siempre.
En conclusión, la sociedad argentina se encuentra en un momento crítico, donde la disyuntiva entre el miedo al pasado y la esperanza en el futuro ha llevado a una parte significativa de la población a apoyar al gobierno de Milei. Sin embargo, es fundamental que la ciudadanía sea consciente de los riesgos y desafíos que plantea esta gestión gubernamental y luche por una sociedad más justa y equitativa.
Claudio Báez
Téc. Estado Abierto