¿Milei se burla o se defiende? La polémica por el deepfake de Macri y una respuesta que revela más de lo que parece. El presidente minimizó la denuncia del PRO por el video falso de Mauricio Macri. La justicia ordenó su eliminación, mientras crecen las críticas por el uso de IA en política.
Por Redacción La Redada

En una jornada electoral marcada por tensiones digitales y acusaciones cruzadas, el presidente Javier Milei emitió su voto este domingo en la Ciudad de Buenos Aires. Lo hizo entre aplausos, saludos y algunos gritos aislados. A la salida, fue consultado por la prensa sobre un hecho que había sacudido al mundo político: la difusión de un video falso, generado con inteligencia artificial, que mostraba a Mauricio Macri retirando el apoyo a la candidata del PRO, Silvia Lospennato, para respaldar a Manuel Adorni.
Milei, lejos de mostrarse preocupado, respondió con ironía y dureza: “Mauricio Macri está hecho un llorón y está muy de cristal”, dijo. La frase, rápidamente viralizada, dejó al descubierto no solo el tono con el que el presidente enfrenta la campaña, sino también una forma de liderazgo que genera cada vez más rechazo.
La reacción de Javier Milei ante la denuncia del PRO por el video falso no solo fue política, fue profundamente machista. Burlarse de otro dirigente por “llorar” revela una masculinidad rancia que desprecia la sensibilidad como debilidad. En lugar de argumentar o condenar el uso de IA para manipular elecciones, eligió atacar la emoción ajena. Esa actitud evasiva, que reemplaza la responsabilidad con provocación, no es solo peligrosa: es anacrónica. En pleno siglo XXI, necesitamos líderes que enfrenten debates con ideas, no con insultos infantiles disfrazados de valentía. Reírse del otro no fortalece, solo expone el vacío propio.
La maniobra y la reacción judicial
El video en cuestión comenzó a circular en la víspera de los comicios. Utilizando tecnología de deepfake, mostraba a Macri anunciando su supuesto retiro del apoyo a Lospennato. Desde el PRO denunciaron rápidamente la maniobra ante la Justicia Electoral, solicitando su eliminación inmediata y la investigación de los responsables. El tribunal porteño dio curso al reclamo, ordenó eliminar el contenido de la red social X y derivó el caso al Ministerio Público Fiscal.
Mientras tanto, Milei relativizaba el hecho: “Que la gente se exprese”, dijo, dejando entrever que el votante puede distinguir entre una manipulación digital y un hecho político real.
Tecnología, manipulación y democracia
Captura del video de Macri hecho con IA
La inteligencia artificial usada sin control en campañas electorales puede distorsionar la democracia. Videos falsos, como el deepfake de Macri, siembran confusión, manipulan decisiones y erosionan la confianza pública. La tecnología sin ética no es progreso: es una herramienta peligrosa en manos equivocadas, capaz de alterar la voluntad popular.
Este episodio representa el primer caso judicial argentino por desinformación política digital basada en IA. Y aunque el contenido fue retirado rápidamente, su impacto simbólico ya está hecho: generó dudas, confusión e incluso simpatías oportunistas. Todo mientras el presidente, en lugar de desmentir, usó el episodio como trampolín para atacar a su exaliado.
¿Una estrategia premeditada?
La distancia entre Milei y Macri no es nueva, pero el tono del ataque sorprendió incluso dentro del oficialismo. Algunos lo interpretan como una señal de que el presidente busca consolidar su liderazgo sin deberle nada al PRO. Otros, como un intento de desviar la atención de la maniobra en sí. Lo cierto es que, una vez más, la provocación parece haber funcionado como escudo.
En una democracia cada vez más atravesada por algoritmos, emociones amplificadas y verdades fragmentadas, el caso Milei-Macri deja una pregunta abierta: ¿qué lugar ocuparán la ética y la responsabilidad en la política del futuro?