La Marcha Federal Universitaria: Un Hito en la Resistencia y una Derrota para el Gobierno

Una historia que empezó en 2024 y sigue creciendo

La movilización del 23 de abril de 2024, convocada por el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), marcó un antes y un después en la resistencia contra el ajuste educativo del gobierno de Javier Milei. Ese día, cientos de miles de personas —estudiantes, docentes, no docentes, científicos y amplios sectores sociales— coparon las calles en todo el país para denunciar el congelamiento presupuestario que, en medio de la inflación, significó un recorte brutal en términos reales.

La falta de fondos comprometía el funcionamiento básico de las universidades nacionales: desde el pago de servicios hasta la investigación y los hospitales universitarios. Con epicentro en la Plaza de Mayo, la marcha se transformó en una respuesta multitudinaria frente al vaciamiento. Fue un grito colectivo que dejó claro que la educación pública no se negocia.

Del 2024 al presente: la continuidad de la resistencia

Más de un año después, la historia se repite y se profundiza. La reciente Marcha Federal Universitaria de septiembre de 2025 volvió a mostrar a miles de personas en las calles en defensa de la universidad pública y contra el veto presidencial a la Ley de Financiamiento Universitario y a la Emergencia Sanitaria Pediátrica.

Mientras la movilización empezaba a llenarse de los primeros asistentes, Milei regresó de Paraguay en donde declaró

“Decían que iba a cerrar universidades. No solo que no cerraron, sino que tenemos las cuentas al día y algunas no quieren ser auditadas.”

Al llegar se reunió con su grupo más cercano. Desde allí se buscó una estrategia comunicacional para enfrentar una marcha que se sabía gigante.

La cobertura mediática: trincheras y relatos

La prensa argentina volvió a reflejar las tensiones políticas:

  • Página/12 habló de un “hito histórico” y de una “tremenda derrota política” para el gobierno, subrayando la unidad del campo popular en defensa de la educación pública.
  • Infobae reconoció la magnitud, pero se centró en las figuras opositoras presentes y en la lectura política de la grieta.
  • Clarín y La Nación, aunque con matices, coincidieron en que el gobierno no pudo minimizar la marcha. La Nación habló de “evento de gran magnitud” y Clarín destacó el impacto político y social, señalando que el reclamo no era un “complot de la casta”.
  • Ámbito Financiero se enfocó en las consecuencias económicas y en la erosión de la estabilidad política del gobierno ante semejante movilización.

Una derrota en tres planos

  1. Político: el Congreso y la calle mostraron que el Ejecutivo no tiene cheque en blanco.
  2. Social: la unidad entre estudiantes, gremios y organizaciones opositoras dejó en evidencia que la agenda de Milei choca con un piso de derechos no negociables.
  3. Narrativo: la imagen presidencial regresando de Paraguay para reunirse con su núcleo íntimo mientras el país marchaba fue, por sí sola, una foto de derrota.

¿Y ahora qué sigue?

El gobierno, que al inicio desestimó las protestas, se vio obligado a anunciar parches presupuestarios. Pero tanto el CIN como los gremios los consideran insuficientes: no incluyen recomposición salarial ni fondos para hospitales universitarios.

Las preguntas que quedan abiertas son inevitables: ¿habrá nuevas medidas de fuerza? ¿El gobierno cederá a negociar un presupuesto integral? ¿O profundizará la confrontación?

Lo que ya demostró la marcha es que la universidad pública sigue siendo un pilar de la identidad nacional y que la sociedad está dispuesta a defenderla. La pelota está del lado del gobierno.


El eco de Cristina

Como símbolo del impacto político, Cristina Fernández de Kirchner publicó en sus redes:

en el 2024 por la anterior gran marcha Cristina había dicho: (El desfinanciamiemto de las universidades) “…significa, sin lugar a dudas, clausurar la idea del progreso y la movilidad social ascendente, que caracterizaron a una Argentina donde el hijo o la hija de un trabajador podía ser presidente o presidenta.

Ese mensaje condensa lo que quedó flotando en el aire después de la Marcha Federal: una certeza que atraviesa generaciones, partidos y clases sociales.

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