Por Ayelén Ferreyra

El Hospital Garrahan es el hospital público, gratuito y de alta complejidad, más importante de Argentina y de Latinoamérica. Reconocido a nivel mundial, brinda una atención integral para todos/as los/as niños/as de Argentina y de otros países. Cuenta con un equipo interdisciplinario de más de 20 especialidades médicas, principales y quirúrgicas, y un equipamiento de última generación. Dispone de equipos dedicados exclusivamente a tratar enfermedades genéticas, crónicas y complejas.
Según datos oficiales, en el año 2024 se realizaron más de 100 trasplantes en el año y se diagnosticaron y trataron más de 500 casos oncológicos. Toda esta maquinaria en salud no sería posible sin profesionales especializados y dedicados a tratar todos los casos que llegan al hospital.
Hoy, el hospital está en riesgo por el desfinanciamiento perpetuado por el gobierno nacional, que no ha ejecutado el presupuesto correspondiente para su manutención. Tiene una clara intención de desguace y cierre del hospital. Lo que nos preguntamos es: ¿Cuál es la intención del gobierno de Milei? ¿Lo hacen sólo por ese “ideal” de “destruir al Estado” o hay algo más? ¿Es por odio al prójimo? ¿Es para favorecer a las clínicas privadas?
Si esto último es una posible respuesta, el gobierno debería saber que hay tratamientos que no se realizan en ningún otro lugar de la Argentina, como la Homodiálisis avanzada y trasplante renal pediátrico; quimioterapia intra-arterial, radioterapia pediátrica, entre otros. Tratando a los médicos/as y trabajadores como “ñoquis”, intenta justificar que miles de chicos y chicas no puedan tratarse en el hospital, muchos de ellos con riesgos de vida, ya que el conflicto gremial crece día a día.
Más de 200 médicos han renunciado porque no les alcanza el sueldo para vivir en una Argentina tan cara. Hoy, un médico residente cobra $800.000, aunque se anunció un aumento a $1.300.000. Este sueldo sigue estando por debajo de la canasta básica; los profesionales piden un sueldo básico de 1.800.000, por encima de la canasta básica.
Se han empezado a tomar medidas de fuerza para defender al hospital y sus trabajadores, pero el gobierno no tiene ninguna intención de escuchar los reclamos. Según el portal El Destape, en el día de hoy, los representantes del gobierno se han ausentado por tercera vez a la mesa de negociación con los trabajadores. Es por ello que estos últimos tomaron la decisión de realizar un nuevo paro por 48 horas en reclamo de un salario digno y la ejecución presupuestal los días 10 y 17 de julio, además de una movilización de Congreso a Plaza de Mayo. Por último, los profesionales acompañarán en la sesión en la Cámara de Diputados de la Nación para acompañar el proyecto de Ley de Emergencia Pediátrica.
El Estado está ejerciendo el abandono de persona al no garantizar el sustento del hospital. No respeta la Ley N° 26.061 sobre los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes, que dice que se debe garantizar la salud de todos ellos, cuando, por el desfinanciamiento, no pueden ser tratados, siendo que muchos de esos tratamientos solo se realizan en ese hospital.
Tampoco respetan el artículo N° 24 de la Convención de los Derechos del Niño:
- Los Estados Partes reconocen el derecho del niño al disfrute del más alto nivel posible de salud y a servicios para el tratamiento de las enfermedades y la rehabilitación de la salud. Los Estados Partes se esforzarán por asegurar que ningún niño sea privado de su derecho al disfrute de esos servicios sanitarios.
El punto N° 2-B:
b) Asegurar la prestación de la asistencia médica y la atención sanitaria que sean necesarias a todos los niños, haciendo hincapié en el desarrollo de la atención primaria de salud.
Frente a este avasallamiento del gobierno de Javier Milei contra los trabajadores del Hospital Garrahan, nos preguntamos: ¿Hasta cuándo? ¿Hasta cuándo nuestra sociedad va a aguantar el destrato hacia los/as médicos/as y hacia sus pacientes, que son niños/as, y sus familias? El Garrahan trata pacientes pediátricos, salva vidas, y además es la esperanza para muchos niños/as y sus familias. En este hospital se realiza un acompañamiento humano y social a cada paciente. Así lo han testimoniado en diferentes notas muchos/as pacientes y sus familias en cada marcha y en cada paro que han acompañado a los médicos y médicas.
Aunque el plan de este gobierno es el desgaste mental de los ciudadanos —que nuestra indignación se transforme en acostumbramiento y, por último, en indiferencia—, no debemos dejar que esto suceda. Debemos estar junto a los trabajadores, defendiendo su lucha y defendiendo la salud pública.