Por Redacción La Redada

Durante el evento Google I/O 2025, la empresa anunció una transformación radical de su buscador: a partir de ahora, las consultas se procesarán con inteligencia artificial generativa. La promesa es ambiciosa: respuestas más naturales, más contexto y menos links. ¿El buscador de siempre se convierte en un asistente omnipresente?
Google no quiere que busques: quiere que converses. En el marco del evento Google I/O 2025, el más importante del año para la compañía, se presentó una nueva generación del buscador potenciado con inteligencia artificial generativa. Esta vez, no se trata de simples mejoras en los algoritmos: es un rediseño conceptual de lo que significa buscar en la web.
La gran novedad es la implementación de IA conversacional, lo que permitirá a los usuarios hacer preguntas más complejas y obtener respuestas contextuales, integradas y, en muchos casos, únicas. En lugar de una lista interminable de links azules, el buscador devolverá resúmenes automáticos, explicaciones detalladas y recomendaciones personalizadas, generadas en tiempo real.

“Es la nueva forma de hacer preguntas”, sintetizó uno de los portavoces de la empresa. Y, en efecto, lo que Google está impulsando es una sustitución parcial de la navegación tradicional. La experiencia se parecerá más a un diálogo con un asistente que a una búsqueda en una base de datos.
Los ejemplos presentados durante el evento fueron reveladores. Preguntas como “¿Qué celular me conviene comprar si priorizo la cámara y viajo mucho?” no devuelven ya una lista de sitios, sino un párrafo analítico, comparativo y ajustado al perfil del usuario. En segundo plano, el motor de búsqueda sigue existiendo, pero la interfaz es otra: mucho más cercana a ChatGPT que a Google tal como lo conocíamos.
Esto, claro, abre nuevos debates. Uno de ellos es el impacto que tendrá en los medios de comunicación, blogs y portales de noticias: si la IA resume y contesta directamente, ¿quién hace clic? ¿Cómo se sostendrá el ecosistema de información? ¿Cuáles serán las fuentes privilegiadas por el algoritmo? Google aseguró que los contenidos citados seguirán visibles y que no se excluirá a los creadores, pero las reglas del juego parecen estar cambiando sin pedir permiso.
Además, surgen inquietudes sobre el sesgo algorítmico, la transparencia de las respuestas y la posible homogeneización del pensamiento. Si la IA responde, elige, selecciona y filtra… ¿qué queda del criterio humano? ¿Estamos frente a una automatización del sentido común?
Desde una mirada más crítica, algunos especialistas advierten que este tipo de avances refuerzan el poder casi monopólico de Google en el campo de la información. Con millones de personas dependiendo del buscador para tomar decisiones cotidianas, el rediseño con IA consolida su rol como mediador absoluto del conocimiento digital.
Pero más allá de las alarmas, la reacción del público fue entusiasta. La promesa de obtener respuestas más rápidas, sin la necesidad de perderse en foros, publicidades o resultados irrelevantes, parece seducir. El nuevo buscador se implementará gradualmente en varios idiomas y regiones, comenzando con el mercado estadounidense.
En resumen, Google ya no quiere que el usuario pierda tiempo navegando: quiere ofrecer certezas rápidas, eficientes y supuestamente objetivas. Si esto representa un salto hacia una Internet más accesible o una nueva etapa de control informativo aún está por verse.
En tiempos donde la verdad es cada vez más discutida, el modo en que preguntamos puede definir el modo en que vivimos. Y Google lo sabe mejor que nadie.