Héctor Alterio: se fue una leyenda del teatro y el cine iberoamericano

Héctor Alterio, ícono del cine y el teatro argentino, deja un legado imborrable que trasciende generaciones y fronteras, eterno en la memoria.

El actor argentino Héctor Alterio, ícono de generaciones y figura fundamental del arte escénico en Argentina y España, murió este 13 de diciembre de 2025 a los 96 años. Su trayectoria de más de siete décadas lo convirtió en uno de los intérpretes más respetados de habla hispana, dejando un legado artístico incomparable.

Héctor Benjamín Alterio Onorato nació el 21 de septiembre de 1929 en Buenos Aires, en el tradicional barrio de Chacarita, hijo de inmigrantes italianos. Desde muy joven mostró una inclinación profunda por la actuación, que lo llevaría a convertirse en una de las más grandes figuras del teatro, el cine y la televisión en lengua española. Su carrera, extensa y multifacética, abarcó más de 150 películas, 50 obras de teatro y múltiples series televisivas.

Alterio subió por primera vez a un escenario en 1948, en la obra Prohibido suicidarse en primavera, de Alejandro Casona, apenas iniciado en los estudios de arte dramático. Unos años más tarde, en 1950, fundó la compañía Nuevo Teatro, que se transformó en un referente de renovación escénica en la Argentina de los años sesenta, marcando una época de búsqueda y experimentación teatral.

La transición al cine llegó con fuerza durante la década del sesenta. Participó en títulos que hoy forman parte del canon de la cinematografía argentina, como Todo sol es amargo (1965), y colaboró con directores clave de la época. Su presencia en pantalla grande no tardó en abrirle puertas más allá de las fronteras nacionales.

Exilio y consolidación en España

La historia de Alterio cambió sustancialmente a mediados de los setenta. En 1975, mientras representaba una película en España, recibió amenazas de muerte por parte de la organización paramilitar Triple A en el contexto de la violencia política de la dictadura argentina. Optó por no regresar a su país y se exilió en España, donde consolidó una carrera prolífica tanto en cine como en teatro y televisión.

En España, su talento fue reconocido con rapidez. Trabajó con renombrados cineastas como Jaime Chávarri, con quien filmó A un dios desconocido (1977), actuación que le valió la Concha de Plata al Mejor Actor en el Festival de San Sebastián. También participó en El crimen de Cuenca (1979) y El nido (1980), este último nominado al Oscar como mejor película extranjera.

Protagonismo en filmes emblemáticos y reconocimiento internacional

Aunque establecido en Europa, Alterio nunca rompió sus lazos con el cine argentino. Fue pieza clave de varias películas que alcanzaron trascendencia internacional. Entre ellas, La tregua (1974) —una de las primeras producciones argentinas nominadas al Oscar—; Camila (1984); y La historia oficial (1985), que se convirtió en la primera película argentina en ganar el Oscar a la Mejor Película Extranjera. Más adelante, en 2001, protagonizó El hijo de la novia, dirigida por Juan José Campanella, otro hito del cine nacional.

Su carrera fue reconocida con numerosos galardones. Entre ellos, el Goya de Honor en 2004, otorgado por la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, y el Cóndor de Plata por su trayectoria en Argentina en 2008. En 2023, fue distinguido en Buenos Aires como Personalidad Emérita de la Cultura, un homenaje que reunió a voces prominentes de la escena artística local.

El hombre detrás del actor

Más allá de los premios, el compromiso de Alterio con su oficio fue una constante. Su vocación artística convivió siempre con una firme defensa de la democracia, la memoria histórica y los derechos humanos, temas que se reflejaron en muchas de sus elecciones artísticas. Su presencia en escena se caracterizaba por una intensidad sincera, una humanidad profunda y una capacidad única para conectar con el público.

Padre de los también actores Ernesto y Malena Alterio, fruto de su matrimonio con Ángela Bacaicoa, su influencia se extiende también en la escena cultural contemporánea a través de su familia. Su último proyecto, la obra Una pequeña historia, era un repaso autobiográfico que lo mantuvo activo en los escenarios hasta poco antes de su fallecimiento.

Una despedida con impacto cultural

La noticia de su muerte generó una ola de conmoción y homenajes tanto en Argentina como en España. Figuras políticas y artísticas destacaron su legado, su generosidad con colegas y su impacto duradero en las artes escénicas. Su partida representa el adiós a un intérprete cuya obra trascendió fronteras y generaciones.

Héctor Alterio deja tras de sí una trayectoria artística monumental y un ejemplo de entrega total al arte de actuar. Su huella permanecerá en las películas, obras y recuerdos de millones de espectadores que, a lo largo de décadas, se emocionaron con sus interpretaciones inolvidables.

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