El Campo esta que arde, advierte a Milei: “Se nos está acabando la paciencia”

El secretario de Agricultura, Sergio Iraeta

En las últimas horas, pequeños, medianos y grandes productores del agro argentino expresaron un profundo malestar ante lo que definen como una estafa del Gobierno. La promesa presidencial de eliminar retenciones hasta octubre —un guiño directo al sector en plena campaña electoral— terminó convertida en una maniobra financiera que, según los propios productores, solo benefició a las grandes cerealeras y dejó al campo pagando los platos rotos.

El viernes pasado, cuando la situación cambiaria mostraba señales de pánico, se anunció que las retenciones bajarían a cero hasta las elecciones. La noticia desató expectativas de alivio, pero la realidad llegó rápido: las cerealeras adelantaron divisas por 7.000 millones de dólares, a cambio de quedarse con un “seguro” de 1.500 millones. En los hechos, fue un préstamo a dos meses, con una tasa que ningún productor individual podría pagar. Una jugada financiera que el Gobierno celebró como salvavidas y que el campo denunció como traición.

La voz de los productores: “La gran estafa nacional”

El enojo tomó forma en las redes sociales con el testimonio de Sebastián Campo, productor agropecuario que se viralizó por su video contra la medida. Campo fue contundente:

“Lo que nunca nos imaginamos es que iba a ser la gran estafa nacional y una transferencia directa del bolsillo de todos los productores a los 7, 8, 10 exportadores. Fue más grave de lo que nosotros pensábamos. Ya de entrada la medida no llegaba a todos los productores. Yo no conozco un productor, uno, que haya vendido el martes. El lunes se anuncia, el martes estaba la ventana, y el miércoles al mediodía las cooperativas ya no tomaban más ventas porque se rumoreaba que era una maniobra. Entonces, se generó una estafa piramidal extraordinaria. Por supuesto, estoy enojado”.

Campo también recordó la herida histórica del 2008:

“El Centro Agropecuario carga con un dolor que no lo puede sanar todavía. Desde ese momento hasta hoy, el productor eligió cualquier cosa antes que el peronismo. Y ahora veo que muchos que votaron a Milei se sienten estafados como yo. Hay un enojo creciente, algo se rompió entre el gobierno de Milei y el Centro Agropecuario”.

Sus palabras expresan el clima que atraviesa al sector: enojo, desilusión y una sensación de traición que trasciende lo coyuntural.

Un negocio turbio con historia repetida

La bronca no solo se explica por lo actual. Desde hace décadas, el marco legal habilita a las grandes exportadoras a vender granos que ni siquiera poseen, lo que las convierte en actores dominantes del mercado. En esta ocasión, aprovecharon la desesperación del Ejecutivo para sacar ventaja. “No es otra cosa que un acuerdo para que ellos hagan caja mientras nosotros quedamos atados de pies y manos”, resumió otro productor santafesino.

La memoria colectiva recuerda que el campo argentino, cuando se siente acorralado, corta rutas y se organiza con rapidez para defender sus derechos. No sería extraño que la historia vuelva a repetirse.

Resonancias internacionales

La operación incluso tuvo eco en Estados Unidos, donde sectores agrícolas expresaron su enojo con Donald Trump por avalar medidas que terminan fortaleciendo al principal competidor en el mercado internacional de granos: Argentina. “Nos tiran con nuestra propia plata”, ironizó un exportador norteamericano en redes.

El trasfondo político y el voto del campo

El fuerte video de un productor que se viralizó tras el fin de las retenciones cero: “Gran estafa nacional”. Apoyo casi total en los comentarios. Enojo del Campo que se sintió traicionado.

La pregunta que queda abierta es política: ¿qué hará el campo en las urnas? Según estimaciones, los productores rurales representan alrededor de un 12 al 15% del electorado activo, con fuerte peso en provincias clave como Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos. Se trata de un voto históricamente antiperonista, reacio a apoyar al kirchnerismo y que en los últimos años se inclinó por opciones liberales o de centro-derecha.

Hoy, ese electorado se siente traicionado por el Gobierno de Milei, que prometió alivio y terminó atándolos a un negocio financiero que los perjudica directamente. Sin embargo, el resentimiento hacia el peronismo funciona como límite: el voto del campo probablemente no vuelva a ese espacio, aunque sí podría traducirse en abstención, corte de boleta o incluso un nuevo ciclo de protestas en la ruta.

Lo que parece claro es que Milei ha perdido la confianza de uno de los sectores más movilizados y combativos de la política argentina. El campo, que sabe cómo hacer sentir su fuerza tanto en la calle como en las urnas, vuelve a aparecer en escena como actor central en la crisis política y económica del país.

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