Kicillof se planta con el respaldo popular

Con la plaza colmada y un clima de celebración popular, Axel Kicillof habló en La Plata luego de que se escuchara un mensaje de Cristina Kirchner. Fue un claro discurso de un candidato a presidente: celebró que “se le puso un freno al gobierno de Milei” y llamó a fortalecer la organización desde una perspectiva amplia, con banderas argentinas y sin símbolos partidarios.

La ciudad de La Plata se llenó de una fuerza colectiva y emocionante, con un clima militante teñido de euforia. Antes de que Axel Kicillof subiera al escenario, se escuchó un mensaje de Cristina Fernández de Kirchner: breve, pero contundente. El audio fue como una chispa de alegría reparadora y necesaria, que encendió una energía compartida entre la militancia y los asistentes.

Cuando finalmente tomó la palabra, Kicillof transmitió la seguridad de aquel que sabe que tiene un respaldo masivo. Y con orgullo enfatizó que, en la provincia de Buenos Aires, se le puso un freno al gobierno de Milei, defendiendo derechos y conquistas históricas que estaban bajo amenaza.

En La Plata dijo:

Discurso de Axel Kicillof en La Plata

Bueno, compañeros, compañeras, vecinos y vecinas de La Plata, pueblo de la provincia de Buenos Aires, muy buenas noches. Muy buenas noches.

Empiezo por los agradecimientos. Primero, a los millones de bonaerenses que participaron hoy de esta elección. Segundo, a los militantes y las militantes que vencieron la resignación, los ataques y salieron a la calle a pelear esta elección.

A los candidatos y candidatas de toda la fuerza, pero particularmente a los seccionales y distritales de Fuerza Patria: muchísimas gracias, protagonizaron una elección histórica.

A los intendentes e intendentas del peronismo que defendieron a los municipios, a la provincia y a nuestra gente: muchas gracias. A los que escuchando con sabiduría y generosidad lo que pedía nuestro pueblo permitieron forjar una sola boleta, la de Fuerza Patria, que hoy terminó con una victoria aplastante en toda la provincia de Buenos Aires.

Gracias Sergio, gracias Cristina —injustamente condenada, que tendría que estar en este escenario—. A los dirigentes nacionales que hoy nos acompañan, a los dirigentes sindicales y a los compañeros que van a ser candidatos en octubre: Jorge Taiana, Juan Grabois, Jimena López, Vanesa Siley, Hugo Yasky, Palazzo, Hugo Moyano. Y también a los que, contra todos los pronósticos y contra los agoreros de siempre, lograron una de las elecciones más pacíficas y limpias de la historia de la provincia.

Desdoblamos, tuvimos elecciones transparentes, sin una denuncia. Gracias Carly Bianco, gracias Javier Alonso, gracias a la Junta Electoral, gracias a la Policía de la Provincia, gracias a las Fuerzas Federales. A todos los que desde los rincones de la provincia hoy pueblan este acto, muchísimas gracias.

Esto no es un búnker, esto es una fiesta popular.

Por último, más personal: a mi familia, a Soledad, a León, a Andy, a mi vieja, a mi hermana, a mi hermano. Disculpen porque me bancaron y por todo el amor.

Miren, me sale de adentro: qué bueno, qué hermoso, qué alegría estar acá en La Plata, y justicia poética frente al Teatro Argentino que recuperamos, como recuperamos la capital y como ganamos la Octava Sección Electoral.

Sé muy bien que estamos en una etapa y en una época donde nuestro pueblo la está pasando mal, muy mal. Pero permítannos disfrutar este momento, este intervalo de una alegría reparadora y necesaria. Venimos a festejar que con una boleta le pusimos un freno al gobierno de Milei, y acá estamos.

En esta etapa tan compleja y difícil, con un gobierno nacional de esta orientación, de este signo político tan extravagante y tan bizarro, la provincia de Buenos Aires se gobierna de otra manera, con una mirada distinta a la Nación. Dijimos al iniciar esta etapa que el gobierno bonaerense iba a funcionar como un escudo y una red para proteger a nuestro pueblo.

Ganamos las PASO, las generales, el balotaje en la provincia de Buenos Aires, y no era un capricho: era un mandato cuidar la salud, la educación, la obra pública, el trabajo. Hoy, con el veredicto de las urnas, digo que nos comprometimos y cumplimos: acá estamos.

Quiero agradecer al gabinete, a todo el gobierno, a los intendentes que se plantaron y resistieron. Nos quitaron recursos —12 billones de pesos—, nos atacaron, nos insultaron una y mil veces. Nosotros nunca respondimos con agresión ni con maltrato: nos dedicamos a trabajar y a trabajar por la provincia.

Dijimos al asumir que, frente a esta política cruel y despiadada del gobierno nacional, íbamos a ser un escudo y a demostrar que había otro camino posible. Por eso digo que este es un triunfo de los bonaerenses para todo el país y un triunfo del peronismo para todos los argentinos y argentinas.

Hoy perdió la crueldad y ganó el amor.

Las urnas le dijeron a Milei que no se puede frenar la obra pública, que no se puede golpear a los jubilados, que no se puede abandonar a las personas con discapacidad. Las urnas gritaron que no se puede desfinanciar la salud, la educación, la universidad, la ciencia ni la cultura.

Las urnas dijeron que no se puede gobernar con odio, con maltrato ni con insultos. Le dijeron al gobierno nacional que no puede ser indiferente ante despidos y cierres de empresas: es una obligación intervenir.

Le dijeron que tiene que dejar de insultar a la democracia, al federalismo y a nuestra Constitución, que debe respetar la división de poderes y al país federal.

Pero lo peor sería tomar este triunfo con soberbia. Venimos de una gran decepción a nivel nacional de nuestro propio gobierno. Ganamos sumando fuerzas y vamos a seguir sumando dentro y fuera del peronismo. Ganamos gobernando la provincia y los municipios a favor del pueblo y vamos a seguir gobernando solo a favor del pueblo.

Llegamos hasta acá acompañando a los sectores que resisten y que luchan. Vamos a seguir acompañándolos. Llegamos recorriendo, estando cerca en todos los rincones de la provincia. Así vamos a seguir gobernando: recorriendo, acompañando y escuchando.

Llegamos hasta acá sin usar el insulto ni el lenguaje de odio que quieren poner de moda. Cuando uno tiene razón no necesita gritar ni faltar el respeto.

Las urnas hablaron, y sobre todo llegamos hasta acá sin estafar a nadie.

Y le digo a Milei: el pueblo te dio una orden. No podés gobernar para las corporaciones, para los que más tienen ni para los de afuera. Escuchá al pueblo. Goberná para el pueblo.

Eso te pidieron las urnas, eso te pedimos nosotros.

La respuesta fue inmediata: gritos, cánticos, palmas y banderas agitándose al viento—banderas de Argentina, no partidarias—, tal como se pidió explícitamente en la organización del encuentro. La escenografía fue clara: no se trataba de exaltación sectaria, sino de una expresión de unión nacional y esperanza compartida.

La escena no fue simplemente un evento político más: fue una celebración colectiva, un reencuentro con la fuerza organizada frente al ajuste y el hostigamiento del gobierno nacional. Con gestos emocionales y un discurso vibrante, Kicillof envió un mensaje inequívoco: la lucha continúa, y en ese camino, la alegría no es un lujo sino una herramienta política esencial.

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