El avance antivacuna en el Congreso: entre el negacionismo y el peligro sanitario

El avance del discurso antivacunas en el Congreso, avalado por sectores del gobierno, expone a la sociedad a un peligro sanitario real y evitable. Promover teorías conspirativas desde el Estado no solo desinforma: debilita la confianza pública, alimenta el negacionismo y pone en riesgo la vida de miles de niños y adultos. La irresponsabilidad institucional tiene consecuencias.

Bajo el título “¿Qué contienen realmente las vacunas?”, el pasado jueves la diputada por el PRO, Marilú Quiroz, realizó un acto antivacunas en la Cámara de Diputados del Congreso de la Nación.

Este espectáculo payasesco consistió en mostrar a un individuo, José Daniel Fabián, quien supuestamente fue “magnetizado” por aplicarse la vacuna elaborada por AstraZeneca contra el coronavirus. “Esto no es grasa en la piel, señoras y señores. A él no le sucedía esto. Y de esto no se habla. Me gustaría saber qué tienen para decir los médicos” (La Nación). Al correr de las horas y al mediatizarse el caso, se comprobó que Fabián había participado en diversos programas de magazine entre los años 2014 y 2018 mostrando su cuerpo magnetizado y haciéndose llamar “el hombre imán”.

Además, se contó con la presencia del médico oftalmólogo Oscar Botta, integrante de la organización internacional “Médicos por la Verdad”, quien dio una charla llamada “Vacunas de calendario y autismo”. Este vinculó el incremento de casos de autismo en niños con la aplicación de la vacuna triple viral (La Nación). No es la primera vez que Botta genera polémica por sus dichos: en su momento afirmó que la pandemia de 2020 fue una mentira que formó parte de un complot global comandado por Bill Gates (Minuto Uno).

Repudio

El acto, autorizado por Martín Menem, fue repudiado tanto por diputadas y diputados de la Nación como por la mayor parte de la comunidad científica. Días antes del evento, se había pedido la suspensión del mismo: la Comisión de Salud envió una nota formal a Menem mediante la cual se expresaba que “la temática y el enfoque difundidos constituyen un dispositivo de desinformación incompatible con los compromisos del Congreso” (Minuto Uno). También el Colegio de Médicos de la Provincia de Buenos Aires pidió la suspensión del evento, al que tildó de tendencioso, inequitativo y favorecedor de la circulación de conceptos falsos (diputadosbsas.com.ar).

Tras la realización del evento, la Sociedad Argentina de Inmunología (SAI) expresó su “profunda preocupación”, ya que se pusieron en duda la seguridad y efectividad de las vacunas y se promovieron datos carentes de sustento científico. A su vez, afirmaron que “las vacunas han demostrado su seguridad y efectividad a lo largo de la historia, siendo uno de los desarrollos tecnológicos más potentes de la medicina moderna” (elterritorio.com.ar).

Bajo porcentaje de vacunación

La Sociedad Argentina de Pediatría alertó sobre la caída en las coberturas de vacunación infantil y adolescente. Menos de la mitad de los niños/as de 5 y 6 años han recibido las dosis obligatorias que figuran en el calendario de vacunación. Lo mismo se observó en los/as adolescentes de 11 años (Ámbito.com). Existe un gran riesgo de que vuelvan enfermedades graves como polio, sarampión, hepatitis A, tos convulsa, coqueluche, meningococo y poliomielitis.

El médico infectólogo Ricardo Rüttimann, profesional de la Fundación Centro de Estudios Infectológicos (FUNCEI), sostuvo que “si no se cumplen los esquemas, indefectiblemente van a volver a entrar porque no son enfermedades erradicadas del mundo”. Con respecto a los movimientos antivacunas, que han crecido en los últimos años en Argentina, declaró: “las vacunas son hiperseguras y efectivas. Muchas que jamás generaron ningún problema ahora se ponen en duda” (Ámbito.com).

El inmunólogo e investigador del CONICET Jorge Geffner, en diálogo con Infobae Vivo, explicó que la cobertura total de la población contra el sarampión debe ser del 95% (una dosis al año y otra al ingresar a la escuela primaria). Sin embargo, Geffner declaró que “no estamos en el noventa y cinco, no estamos en el ochenta y cinco, estamos cerca del sesenta o sesenta y cinco. Eso implica que, ante cualquier caso importado, como el de las chiquitas que vinieron de un viaje a Rusia, que comienzan a contagiar, se van a generar brotes (…) No sé si va a ser mañana, dos semanas, un mes, pero si no logramos superar este bajón importantísimo, vamos a empezar a tener brotes de infecciones que antes veíamos de forma muy, muy rara y ahora van a ser realmente muy frecuentes” (Infobae.com).

Por otro lado, la doctora Alejandra Gaiano, prosecretaria del Comité de Infectología de la SAP, alertó que “estamos ante un escenario de fragilidad inmunológica colectiva. Las cifras actuales no solo comprometen la inmunidad individual, sino que ponen en riesgo la salud pública en su conjunto”. En un comunicado oficial, la SAP advirtió que en el año 2024 ninguna vacuna alcanzó la meta del 95% establecida para lograr inmunidad colectiva.

Dentro de la franja de 5 años de edad, la vacuna triple viral (sarampión, rubéola y paperas) bajó del 90% en el período 2015-2019 a un 46% en 2024, y la vacuna contra la poliomielitis (refuerzo) cayó del 88% al 46%.

Asimismo, dentro de la franja adolescente, la vacuna contra el Virus del Papiloma Humano (HPV) cayó al 55% en mujeres y al 51% en varones. La vacuna triple bacteriana acelular (dTpa) cayó de un 82% en 2019 al 54% en 2024; esta vacuna es clave para prevenir el contagio de coqueluche o tos convulsa. En la actualidad, en Argentina han fallecido cinco niños por un brote de coqueluche.

En la franja de los primeros doce meses de vida, la cobertura de la tercera dosis de la vacuna quíntuple y de la vacuna antipoliomielítica inactivada cayó, en promedio, 10 puntos con respecto a 2019. La vacunación durante el embarazo también ha caído: la vacuna materna contra el virus sincicial respiratorio (VSR) solo alcanzó una cobertura del 67,8%; esta vacuna previene cuadros de bronquitis en niños/as menores de 1 año. Además, la vacuna dTpa alcanzó un 69% en 2024. https://www.sap.org.ar

Conclusión

La desinformación y las teorías conspirativas con datos dudosos por parte de organizaciones negacionistas son un peligro para el conjunto social. En un país donde las coberturas de vacunación infantil, adolescente y materna han caído de forma sostenida, el avance de discursos negacionistas no es un fenómeno abstracto: se traduce en la reaparición de enfermedades que estaban controladas, en brotes evitables y en una creciente vulnerabilidad sanitaria. Frente a ello, la responsabilidad de vacunar a niñas, niños y adolescentes es un compromiso ético. Cada dosis aplicada protege a una persona, pero también protege a toda la sociedad.

Reafirmar la evidencia científica, fortalecer las estrategias de inmunización y contrarrestar los dispositivos de desinformación resulta indispensable para preservar la salud pública y evitar retroceder en conquistas sanitarias que costaron décadas.